viernes, 29 de abril de 2011

Quise

Solo quise formar parte de esta charada inútil que ustedes llaman dolor. El cajón que está delante de mis narices me lo ha confirmado, estoy en el funeral de un completo desconocido.
Yo por supuesto no quise entrar a esta capilla.
Fue mi madre, a quien por lo que veo, ha escapado de aquí lo mas pronto su celular ha sonado, pretextando que su trabajo la necesitaba con urgencia. Ella me dejó aquí, rodeada de extraños a quien no recuerdo haber visto, en frente a un muerto que tampoco reconozco.
Todos me han dado el pésame y yo lo he respondido de la mejor manera posible... o al menos lo intenté de alguna manera.
Tampoco vislumbro a mi padre. Sé que mamá lo dejó a mi lado, pero he mirado sobre mi hombro y solo he visto una marioneta que a duras penas puede seguir llorando. Mi supuesta abuela esta en el mismo estado catatónico. Y los extraños que pululan dicen que me encuentro en el funeral de mi abuelo.
Están en un gravísimo error. Él, dulce y fragante ironía, hubiese preferido morir antes de ser velado en una iglesia. Detestaba todo tipo de formalidades.
Era un hombre con la fuerza y el valor de construir una casa con sus propias manos. No puede ser el cadáver que miro ahora con curiosidad. Esa extraña y amarilla cosa envuelto en un terno, no corresponde a la imagen de mi abuelo.
Ahora que intento recordarlo, solo se observa una borrosa imagen de alguien postrado en su cama de hospital. De mi mente salen las voces de todos, diciéndome que se recuperará aunque ninguna lo diga con seguridad abrumadora.
Quizá fui muy tonta. O solo han querido protegerme de la verdad. Y de alguna manera las lagrimas que no han brotado surgen ahora y rodean mis mejillas.
El olor de la muerte que rondaba por la sala donde mi abuelo respiraba a duras penas, era reconocible para cualquiera.
Incluso para su nieta de ocho años, aquí presente la cual acaba de pegarse un choque abismal con la realidad.
Parte de mi niñez a quedado atrás para siempre. Debido a la mentira blanca que mis parientes crearon para no herirla, solo han conseguido que dentro de su mente, se forme la palabra desconfianza... para todos quienes la rodean sin ningún tipo de exclusión.
El recorrido casi llega a su fin. El cadáver de mi abuelo se ha ido, allí donde descansará eternamente. Y cuando esto ocurre lloro muchísimo mas. Papá me mira pero ninguna palabra de consuelo sale de sus labios sellados, intento acercarme a abrazarlo en busca de algún consuelo remoto, pero su gesto hace que todo esto muera al instante. Y aunque debería estar llorando por mi abuelo... no es así y todo esto me hace sentir más miserable aún...
Pero parte de mi infancia se ha ido con su tumba. La pequeña sombra de inocencia y fe a partido de la mano de él, diciendome adios sin gestos.
Y yo continuo llorando, maldiciendo en voz baja a esta vida. Esta miserable vida que me ha hecho crecer de un solo porrazo... yo quería seguir siendo una niña pero el destino quiso otra cosa.
Fin

Nota: Cuento extraño salido de no sé que parte... por eso no tendrá etiqueta.
A pesar de que nunca pido disculpas... bueno ahora lo hago xD. A quedado para mí gusto algo demasiado estrafalario así que cualquier critica será bienvenida

martes, 19 de abril de 2011

Tiempo


"El Tiempo es solo el espacio entre nuestro recuerdos"
Yo nunca comprendí aquella frase del todo. Ahora si puedo entenderla. La distancia no es mas que el espacio entre tus recuerdos y los míos.
Ha pasado demasiado tiempo, pero hay veces que parecen eternidades. Estás a años luz lejos de mí, y es no me deprime en lo absoluto.
Estamos tan lejos que sería un perdida de tiempo ponerme triste por ello.
Sigue adelante que tu futuro no es gris ahora. Tampoco el mío por cierto pero será mucho más luminoso si sigues adelante sin mis recuerdos de mí.
Toma la mano que se te ofrece ahora, deja de pensar en tiempos pasados y atrévete a ser feliz.